miércoles, 10 de noviembre de 2010

El gato de Schrödinger y la física cuantica

El gato de Schrödinger es un experimento imaginario, propuesto por Erwin Schrödinger para atacar la interpretación de Copenhaguen de la física cuántica que propusieron Niels Bohr, Heisenberg y otros. Ni Schrödinger, ni Einstein aceptaban como real el extraño mundo cuantico. Pensaban que la teoría estaba, de alguna manera, incompleta. Schrödinger propuso su famoso experimento para poner en evidencia lo absurdo e inadmisible que es, a su entender, el mundo cuántico. Llegó el momento de explicarlo.

Schrödinger propone meter un gato en una caja cerrada, de tal manera que no podamos obtener ninguna información desde el exterior. Colocamos en el interior de la caja un gas venenoso, que solo será liberado si una partícula radiactiva se desintegra. Pongamos que cerramos la caja durante una hora. Y que en ese tiempo, la partícula tiene una probabilidad del 50% de desintegrarse. Esta desintegración sigue las leyes de la mecánica cuántica. Para entender la conclusión, nos viene que ni pintado el experimento de la interferencia del electrón consigo mismo. En aquel, el sistema se monta de tal manera que el electrón tiene un %50 de posibilidades de pasar por cada una de las rendijas. Si nadie mira, el electrón pasa por ambas. Cuando alguien mira por donde pasó el electrón, una de las dos posibilidades se hace real. Y todo cambia. Lo mismo sucede con el gato. Hasta que no abramos la caja, el gato está vivo y muerto. Únicamente cuando un observador interviene, mirando, el gato estará vivo o muerto. Pero no es algo aparente, sino real. Al igual que el electrón atraviesa las dos rendijas, el gato está tanto vivo como muerto.




Se le puede dar al experimento muchas vueltas, a cada cual más diabólica. ¿Cuenta el gato como observador? ¿Si, en vez de abrir la caja, grabamos su interior y vemos la cinta al día siguiente? Pues resulta que ver la cinta equivaldría a abrir la caja. En ese momento se decidiría que pasó con el gato.

Por esto, entre otras cosas, Einstein no aceptaba lo que parecía derivarse de la física cuántica. Y sentenció con una de sus famosas frases: "Dios no juega a los dados". Ha pasado mucho tiempo desde entonces y la cuántica ha superado todas las pruebas a las que ha sido sometida. Parece que Dios sigue queriendo jugar a los dados. No solo eso. Como dice Stephen Hawkins, Dios juega a los dados y los echa además donde no podamos verlos.

Fuente: elcorreo.com --> Dios sí juega a los dados. El gato de Schrödinger

2 comentarios:

  1. Esta historia me la contó un profesor mío de física y me alucinó.
    Gracias por habermela hecho recordar! ^^

    Besitos!

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  2. De nada :)

    Yo habia oido hablar de ella, pero no fue hasta que leí "El Fin de Mr.Y" cuando de verdad me fascinó.

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